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Evaluar el retorno de inversión (ROI) de los programas de formación en idiomas puede ser un desafío, pero existen indicadores y enfoques que pueden ayudar a determinar los beneficios obtenidos. A continuación, se presentan alguna ideas a contemplar durante el cálculo del ROI tras implementar programas de formación en idiomas:
Establecer objetivos medibles
Es esencial establecer objetivos claros y medibles. Una forma de hacerlo es definir objetivos SMART, un acrónimo en inglés para recordar que los objetivos deben ser específicos (Specific), medibles (Measurable), alcanzables (Attainable), relevantes (Relevant) y por tiempo limitado (Timely). En su conjunto, estos criterios nos permitirán evaluar el progreso del proyecto y determinar si se han logrado las acciones propuestas.
Algunos ejemplos de los objetivos que podrían ser de interés a la organización son:
- mejorar la comunicación interna y/o externa
- aumentar la productividad en tareas relacionadas con idiomas
- expandir el negocio hacia mercados internacionales.
En particular, si el interés fuera aumentar la productividad en las tareas relacionadas con idiomas de los empleados, aplicando los criterios SMART el objetivo podría definirse de la siguiente manera:
Específico
Mejorar la eficiencia y el rendimiento de los empleados en las tareas relacionadas con el uso de idiomas en el entorno laboral.
Medible
Aumentar la cantidad de tareas relacionadas con idiomas completadas por los empleados en un período de tiempo determinado
Alcanzable
Proporcionar capacitación y recursos adecuados para mejorar las habilidades lingüísticas y las competencias relacionadas con idiomas de los empleados.
Relevante
Alinear la mejora de las habilidades en idiomas con los objetivos organizacionales y las necesidades corporativas.
Por tiempo limitado
Lograr un incremento del 20% en la cantidad de tareas relacionadas con idiomas completadas por los empleados en un plazo de 6 meses.
Recopilar datos antes y después de la formación
Un aspecto interesante sería incluir evaluaciones que aborden tanto las habilidades lingüísticas como las profesionales de las personas. Esto implica no solo evaluar el progreso en la adquisición de conocimientos lingüísticos, sino también medir las habilidades prácticas, como la mejora en la capacidad para enfrentar situaciones laborales típicas a través de simulaciones.
Además, se pueden considerar otros datos relevantes, como los obtenidos a través de encuestas de satisfacción dirigidas a empleados y clientes, medidas de productividad o desempeño laboral específicas del puesto y cualquier otro indicador relevante para los objetivos establecidos.
Es importante destacar la necesidad de realizar un seguimiento a largo plazo, lo cual se puede lograr mediante evaluaciones periódicas. Esto nos va a permitir evaluar el impacto sostenido de la formación tras su finalización.
Comparar costos y beneficios
Es importante tener en cuenta los costes totales invertidos, ya sean directos o indirectos a la formación. Los costes directos suelen ser más claros y conocidos. Sin embargo, identificar los costes indirectos puede resultar un desafío. Basándonos en nuestra experiencia y reconociendo que estos costes dependen en gran medida de la situación específica de cada proyecto, se pueden tener en cuenta las siguientes cuestiones:
Una vez identificados tanto los costes directos como indirectos, se analizarán los beneficios obtenidos, es decir, evaluar el valor monetario obtenido como resultado directo de la formación. Algunos ejemplos de beneficios pueden incluir el aumento de ventas, la mejora en la calidad de las comunicaciones entre empleados y con los clientes (por ejemplo, mediante la reducción del número de quejas), el ahorro de tiempo o costes operativos, entre otros.
Evaluar resultados cualitativos
Además de los beneficios tangibles, es importante considerar los resultados cualitativos derivados de estos planes formativos. Esto puede suponer tener en cuenta las mejoras en la comunicación, la confianza y las habilidades interculturales de los participantes. Si bien estos datos pueden limitar la precisión con la que se calcula el ROI, es crucial considerarlos debido a su relevancia.
Existen varios enfoques para abordar estos datos cualitativos, por ejemplo, la confianza puede evaluarse a través de sí se han establecido nuevas relaciones internacionales o si se han fortalecido las existentes.
En particular, hemos observado durante los programas de coaching en el puesto laboral con funciones de atención al cliente, que los clientes aplauden la iniciativa de la organización, ya que perciben las intenciones de mejora de la empresa y de sus empleados. De esta manera, los testimonios y las reseñas de clientes extranjeros se convierten en una fuente de datos cualitativos a considerar.

En resumen, para calcular el ROI se debe tener en cuenta que más allá de ser una medida que nos indica de forma clara y precisa el beneficio que la formación lingüística ha aportado a la empresa, hay que considerar que es un número que depende de muchas variables y se encuentra limitado a nuestra capacidad de análisis. Por este motivo, es importante adoptar un análisis con enfoque holístico considerando los costes y beneficios tangibles, así como también los intangibles.

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